Todo saldrá bien
Vivilo digital - LP/Web
Catorce canciones. Catorce videoclips. Una sola certeza: la belleza sigue viva.
Este disco es un grito de esperanza, una caricia en medio del caos, una declaración de amor a la libertad, al arte, a la vida.
Kiko Murillo hilvana versos como quien cose heridas, mientras Chuty transforma cada palabra en imagen, ritmo y emoción.
Desde Trujillo hasta Menorca, del compromiso social a la fantasía cibernética, cada tema abre una puerta a lo insólito, lo humano y lo necesario.
"Todo saldrá bien" no es solo un disco.
Es una travesía.
Créditos
Artista poeta: Kiko Murillo
Edición de Sonido: Cisco Villa
Producción: Mundos Virtuales
Creación Vídeo: Fran Media
Discográfica: Tope Ganso
Edición Vídeo: Chuty.net
Web oficial: www.topeganso.com Tope Ganso producciones
Instagram: @topeganso presencia en red
Youtube: @topeganso Nuestro canal de vídeo
Agradecimientos
A todos los que han hecho posible este proyecto musical virtual y a quienes le dieron "Me Gusta" en las redes cada vez que salia un Videoclip.
La historia
Un viaje de poesía, música e imagen por Kiko Murillo & Chuty
Nacido del cruce entre la palabra que late y la imagen que vibra, Todo saldrá bien no es solo un disco: es un manifiesto poético. Es la crónica emocional de un tiempo convulso, un mapa que guía desde la incertidumbre hasta la esperanza, desde el conflicto interior hacia la reconstrucción. Un viaje íntimo y colectivo que se despliega en catorce capítulos —canciones, videoclips, fragmentos de vida— donde Kiko Murillo borda versos con la ternura de un resistente, y Chuty los transforma en paisajes visuales y atmósferas sonoras que nos abrazan.
El recorrido comienza con “Hacer el amor y no la guerra”, un primer susurro que arrastra dudas y heridas, pero se niega a convertirlas en odio. Es la apertura emocional del viaje, una declaración pacífica que prefiere la caricia al conflicto, la ternura a la violencia.
Luego, como quien cae y se levanta con una sonrisa, llega “Mordiendo el polvo”, donde tras la caída florece la alegría. Aquí ya se intuye que este disco no canta derrotas, sino resurrecciones. La luz vuelve a entrar por las grietas.
En “Con todo por hacer”, los protagonistas se miran al espejo de lo posible. El mundo aún no está construido, y la utopía toma forma en medio de tertulias, dudas, ideales. La canción vibra como una promesa en construcción.
“No a la guerra” es el grito que atraviesa el corazón del disco. Una súplica lúcida por la paz, una visión que busca borrar fronteras entre religiones, pueblos y estrellas. Aquí la poesía se convierte en trinchera, en puente y oración.
Entonces aparece “Jugando a ser libres”, una invitación a redescubrir la infancia, a encontrar los juguetes veraces del alma. La libertad no como ideología, sino como juego, como impulso inocente y necesario.
“Rosa se llama mi amor” nos sumerge en un amor digital, una pasión contemporánea que habita el ciberarte y las emociones líquidas. Aquí la tecnología no enfría, sino que enciende, conecta, permite amar a través de la pantalla.
Y en “El taller del artista”, la creación se convierte en acto de fe. ¿Cómo se crea un ser humano? ¿Cómo se moldea el amor? ¿Cómo se construye una obra? Esta canción es una oda al proceso creativo, al artista como alquimista de emociones.
Pero no todo es seriedad: “Negacionista Ska” irrumpe con humor afilado, como una sátira que denuncia tiempos de posverdades y mentiras disfrazadas de libertad. El ska aquí baila sobre las contradicciones de una sociedad que duda de todo, menos de sus certezas erróneas.
Y entonces, en el ecuador del viaje, suena el tema que da nombre al disco: “Todo saldrá bien”. Es el corazón de este universo. Un mantra, una esperanza, un acto de fe en medio del caos. Aquí se redondea el mensaje: hay dolor, sí, pero también fuerza para caminar erguido.
“Chíviri” nos lleva a Trujillo, a sus fiestas, a ese instante donde lo popular se convierte en poesía. El pueblo canta, bebe, se besa, se abraza. Es el canto a la tierra, a la raíz, a la alegría colectiva.
Con “Una legua de Berrocales”, la piedra se convierte en símbolo. Trujillo es mar pétreo, cincelado por generaciones que amaron y trabajaron. La canción es un homenaje a lo que permanece, a lo que resiste, al legado.
El viaje luego se vuelve marino con “Menorca volátil”, donde el agua, el reflejo y las escamas componen una imagen de fragilidad y retorno. Es una postal líquida, onírica, flotante.
“La travesía” es quizá la canción más introspectiva. La poesía camina por pasillos insólitos, como un alma errante que contempla el mundo sin dejar de buscar su lugar. Es el tránsito interior, la travesía personal que todos emprendemos.
Y el final, como un juego que se niega a acabar, llega con “Tope Ganso”. Una celebración de la creatividad sin freno, del artista que no se cansa de inventar historias. Es el broche lúdico que cierra el disco con una carcajada luminosa.
Album de fotos
Nacido del cruce entre la palabra que late y la imagen que vibra, Trujillo y Menorca. Todo saldrá bien no es solo un disco: es un manifiesto poético. Es la crónica emocional de un tiempo convulso, un mapa que guía desde la incertidumbre hasta la esperanza, desde el conflicto interior hacia la reconstrucción. Un viaje íntimo y colectivo que se despliega en catorce capítulos —canciones, videoclips, fragmentos de vida— donde Kiko Murillo borda versos con la ternura de un resistente, y Chuty los transforma en paisajes visuales y atmósferas sonoras que nos abrazan.

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